domingo, 21 de febrero de 2016

INFERNO I, 1-30


Nel mezzo del cammin di nostra vita
mi ritrovai per una selva oscura,
ché la diritta via era smarrita.
Dante

En torbellino quieto, la templanza
había ya escapado entre las sombras,
buscaba de la vida la fragancia
y el eco de la voz que a Beatriz nombra.

No sé si allí mi vida promediaba,
o si era ya el final, o el nacimiento.
pero un golpe mortal me despeñaba
hacia el camino triste del tormento.

Mi alma, en aquella selva estaba mustia,
cuando a la luz del sueño vislumbraba
los pasos que llevaban a la angustia.

Atrás quedaba el alma con sus miedos,
adelante el miedo me esperaba
entonces, sin dudar, avancé ciego.


Ilustración de Gustave Doré (1832-1883)