lunes, 13 de diciembre de 2010

AJENO 10





Cuando apenas conocía a Borges, admiraba más su prosa que su poesía. Pensaba que era un ensayista metido a poeta. Es que costaba descubrir al vate en tanta profundidad de pensamiento.
En este poema descubrí al poeta, cuando en medio de su eternorretornismo y su parnaso filosófico, surge, como de la nada, “una tapia celeste, una higuera sombría y una vereda rota”.
Después volví a encontrarlo en otros memorables poemas. Pero a este lo leí tantas veces, que hasta puedo repetirlo de memoria palabra por palabra.
LA NOCHE CÍCLICA
A Sylvina Bullrich
Lo supieron los arduos alumnos de Pitágoras:
los astros y los hombres vuelven cíclicamente;
los átomos fatales repetirán la urgente
Afrodita de oro, los tebanos, las ágoras.

En edades futuras oprimirá el centauro
con el casco solípedo el pecho del lapita;
cuando Roma sea polvo, gemirá en la infinita
noche de su palacio fétido el minotauro.

Volverá toda noche de insomnio: minuciosa.
La mano que esto escribe renacerá del mismo
vientre. Férreos ejércitos construirán el abismo.
(David Hume de Edimburgo dijo la misma cosa).

No sé si volveremos en un ciclo segundo
como vuelven las cifras de una fracción periódica;
pero sé que una oscura rotación pitagórica
noche a noche me deja en un lugar del mundo

que es de los arrabales. Una esquina remota
que puede ser del Norte, del Sur o del Oeste,
pero que tiene siempre una tapia celeste,
una higuera sombría y una vereda rota.

Ahí está Buenos Aires. El tiempo que a los hombres
trae el amor o el oro, a mí apenas me deja
esta rosa apagada, esta vana madeja
de calles que repiten los pretéritos nombres

de mi sangre: Laprida, Cabrera, Soler, Suárez...
Nombres en que retumban (ya secretas) las dianas,
las repúblicas, los caballos y las mañanas,
las felices victorias, las muertes militares.

Las plazas agravadas por la noche sin dueño
son los patios profundos de un árido palacio
y las calles unánimes que engendran el espacio
son corredores de vago miedo y de sueño.

Vuelve la noche cóncava que descifró Anaxágoras;
vuelve a mi carne humana la eternidad constante
y el recuerdo ¿el proyecto? de un poema incesante:
«Lo supieron los arduos alumnos de Pitágoras...»

Autor: Jorge Luis Borges (de “El otro, el mismo” 1940),

martes, 30 de noviembre de 2010

AJENO 9



ROMANCE DE LA LUNA LUNA

La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos.
El niño la mira, mira.
El niño la está mirando.

En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.

Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.

Niño, déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.

Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.

Niño, déjame, no pises
mi blancor almidonado.

El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño,
tiene los ojos cerrados.
Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.

Cómo canta la zumaya,
¡ay, cómo canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
con un niño de la mano.

Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
El aire la está velando.

Autor: Federico García Lorca (de “Romancero Gitano)


No me gusta explicar poemas que de por sí son pura música y por lo tanto no necesitan ninguna explicación.
Pero conocer ciertas claves lorqueanas puede dar un “bonus track” como se suele decir ahora.
Cuento como lo veo yo:
Los gitanos se han ido a vender sus artesanías y queda en el taller el niño enfermo. La luna (la muerte) viene a visitarlo disfrazada de gitana y empieza a seducirlo con su baile
“…y enseña lúbrica y pura
sus senos de duro estaño”
El gitanillo se asusta y trata de amenazarla:
“Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos” .

Pero ella no sólo no se conmueve, sino que hace su predicción-amenaza:
“…te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados”
Más asustado, el niño quiere hacer aparecer como inminente la llegada de los gitanos, pero la luna cierra violentamente la conversación.
Los gitanos que vuelven cansados del trabajo mientras el gitanillo agoniza, encuentran una pista de lo que ocurre en el canto de mal agüero de la zumaya.
La muerte ha cobrado su presa:
“Por el cielo va la luna
con un niño de la mano”
El drama se completa al llegar los gitanos rompiendo en gritos y lamentos.
Ernesto

miércoles, 11 de agosto de 2010

¡CARPE DIEM!


¿Por qué avizorás un futuro ruinoso entre la nebulosa de un pasado en sombras. Vivís el ya como algo tan efímero que ni alcanzás a tocarlo.
El beso es ahora y ahora es la plenitud. Yo ya he vivido y también viviré, pero el disfrute no es tiempo...

...ni es vida.

Autor: Ernesto (de “Naufragios y otras soledades”)

miércoles, 21 de julio de 2010

AJENO 8


ESPERGESIA

Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.
Todos saben que vivo,
que soy malo; y no saben
del diciembre de ese enero.
Pues yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.

Hay un vacío
en mi aire metafísico
que nadie ha de palpar:
el claustro de un silencio
que habló a flor de fuego.

Yo nací un día
que Díos estuvo enfermo.

Hermano, escucha, escucha...
Bueno. Y que no me vaya
sin llevar diciembres,
sin dejar eneros.

Pues yo nací un día
que Díos estuvo enfermo.

Todos saben que vivo,
que mastico... Y no saben
por qué en mi verso chirrían,
oscuro sinsabor de féretro,
luyidos vientos
desenroscados de la Esfinge
preguntona del Desierto.
Todos saben... Y no saben
que la luz es tísica,
y la Sombra gorda...
Y no saben que el Misterio sintetiza...
que él es la joroba
musical y triste que a distancia denuncia
el paso meridiano de las lindes a las Lindes.

Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo,
grave.

Autor: Cesar Vallejo(de “Los Heraldos Negros” 1918)

viernes, 11 de junio de 2010

INTENTO


Falló el impulso de escribir tu nombre
y creer que no has muerto
tras de mi intención primera.

Autor: Ernesto (de “Penúltima Selección”)

viernes, 14 de mayo de 2010

EL CUERVO

(Paráfrasis del poema de Poe)

El pico en mi pecho, la sombra en mi alma,
sus alas batientes cubriendo mi Palas.
Demonio enviado por fuerzas ocultas,
que niega el nepente,
que miente una ausencia,
que grita perverso su frase maldita.

¡Oh, cuervo infinito!
¿Cuál es tu destino?
¿Qué grita injuriosa
tu verba implacable?

El pico en mi pecho,
la sombra en mi alma,
sus ojos muy negros clavando bien hondo.
Fatídico signo de un mundo de sombras,
que grita “ya nunca” y niega a Leonora.

¡Oh, cuervo canalla!
¿Con quién me confundes?
¿Por qué me persigues si ya nada tengo?

El pico en mi pecho, la sombra en mi alma,
sus fúnebres plumas, igual que puñales,
buscando el secreto para asesinarlo.
Vuelve hasta tu noche. Dile a quien te envía
que yo ya no existo. No vuelvas jamás.

¡Oh, cuervo sagrado!
¿Por qué no me llevas?
¿Por qué no confundes tu pico y mi pecho?
¿Por qué con tu verba no dices Leonora
y no “nunca más”?

Autor: Ernesto (de “Paráfrasis”)

viernes, 16 de abril de 2010

NOSTALGIA

Esta noche comienzan a dolerme
los recuerdos
de lo que nunca fue
y se deslizan
―infinitos―
al olvido.

Autor: Ernesto (de “Penúltima Selección”)


viernes, 12 de marzo de 2010

REENCUENTRO



Logró, sin pensarlo, lo que siempre quiso:

detener un rato la rueda del tiempo,
intentar los gestos que nunca tenía.
No pudo evitar los anacronismos
ni las compañías;
repetir palabras, evitar los besos.
No pudo esquivarle
a la recurrente costumbre mañera
de ser siempre Él mismo,
ni a las soledades,
ni a los abandonos,
ni a las escapadas
(con esas excusas
de su trajinada vida en sociedad).
Ni siquiera pudo evitar un rato
los largos silencios.
Y cuando, vengativo,
el tiempo implacable movió sus agujas,
le quedó en la boca
aquel agridulce deseo soñado
de sábanas tibias, de labios, de brazos.
La esperanza fuerte
que al menos en ella,
se haya elaborado el sueño inconcluso.
Y allá, en lo profundo,
en lo más profundo de la cruel ausencia,
hay una pareja que venciendo al tiempo,
planea en secreto
futuros encuentros.

Autor: Ernesto (de “De Humor y de Muerte”)

viernes, 26 de febrero de 2010

TRIS


No quiero la eternidad. Quiero el momento, sin la pesada carga de la realidad fingida. No quiero ser el sueño sin fin ni la vigilia eterna.
Quiero el Ya, el ahora. Aún no es tarde para empezar a arder en la ceniza, para pensar en el presente sin nostalgia ni esperanza. Las vísperas no existieron y aún no existen.
No quiero la eternidad ¡Quiero el momento!



Autor: Ernesto (de “Naufragios y otras soledades”)

viernes, 12 de febrero de 2010

ODA AL SACCHAROMYCES CEREVISIAE


¡Oh, pequeño bichito cervecero!
Te imagino gris,
como la vida,
trabajando afanoso la cebada,
para lograr después
que yo te cante.

No te olvides de mí,
fermento figurado,
soy un grano de cereal
con su muñón brotado en primavera.
Comenzá a trabajar,
cervecerito
de apellido difícil:
Cerevisiae.

Hace rato
me olvidé de tu cuñado,
aquel vinudo y carnal
Ellipsoiudeus,
corrompido
por el Micoderma Aceti.

Por eso te recuerdo
espumante, fresco,
linajudo alemán
de nombre griego o latín:
Saccharomyces Cerevisiae.
Autor: Ernesto (de “Penúltima Selección”)1969

viernes, 29 de enero de 2010

SONETO CON TU NOMBRE


Hoy te amo en el camino oscuro.
Te amo en los pájaros y en las flores.
Te amo en el trabajo de martillo y cables.
(Te amo en los besos perdidos en la nada).

Hoy me lastima el hambre de mis brazos
cansados de anhelar tu cuerpo.
Hoy te beso en el aire que respiro.
(Hoy te busco en las hojas de los árboles).

Hoy olvido la tonta mentira
de repetirme que ya no te quiero.
(Hoy resucito en tus palabras).

Hoy olvido que ya no te tengo
y que tu voz ya no se escucha aquí a mi lado.
Esta tarde, en el silencio, te amo.
1968

Autor: Ernesto (de “Penúltima Selección”)

viernes, 15 de enero de 2010

LA SOMBRA

Sos mi poema:
la pelea feroz contra el futuro
y el rescate insensato del pasado.

A través de un fantasma nos unimos¡
Quiero una vida más digna de esa muerte!
Que seamos los dos,
que nos amemos,
que seamos vos y yo
y más: nosotros.

Aunque algo que no es nuestro
nos rodee
y que siempre un fantasma nos vigile.

Autor: Ernesto (de “De Humor y de Muerte”)