como sombra de lo que acaso sea.
Tendrán los espejos
nuestra misma claridad,
besaremos sueños antiguos
con dolores nuevos
y tendremos en las sombras
un motivo para unirnos.
Seguiremos con la rosa y con el ansia,
subiremos con la espina y con los sueños.
seguiremos con la muerte y el hastío.
Y después de acontecernos las mentiras
que mezcladas las llamamos sueños,
y después de arrebatarnos a la muerte
que -ilusos vanos- la llamamos vida,
después de luchar sangrantes y deseosos,
habrá un sol sin nombres antiguos,
habrá un surco sin sal y sin esencia,
habrá un cardo sin espinas y sin rosas,
habrá un rojo, tal vez,
o un sueño muerto otra vez
y la actual manía de alcanzar lo breve.
Repito sombras,
añoro vidas,
perdono sueños.
Sabré lo inútil que es llorar lo antiguo,
vivir el fue como un pesado signo,
romper la simple palidez de un rezo
con la nostalgia de barros blancos.
Penetraremos sin mentiras y sin sueños,
recorreremos sin pecados y sin puertas,
detendremos sin barreras y sin cuerdas.
Comprendo y callo,
maldigo y siento,
arrollo y detengo.
Quisiera que no existiera
una premonición amarga y agorera:
Tendremos catafalcos enlutados
por la cinta negra de la muerte
y muertos con visones por tapados
y mortajas húmedas de lágrimas
mezclando todo.
Ensaladas de poetas y de putas
y barriales de respuestas y de mierdas.
Tendremos todo.
Barreremos con escobas y con manos,
limpiaremos con secretos y con tintas,
mancharemos con antiguos y con versos
Significo un aplomo que no había
y me siento triste.
1969
Autor: Ernesto
(de “62 veces bis”)
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