Una sombra
apenas luminosa,
que se
debate en otra sombra oscura,
pozo del
alma cuando está en la dura
realidad
de la noche misteriosa.
Noche y
sombra gigantes, peligrosas,
devoradoras
de sueños y figuras,
alimento
de dolores y amarguras,
asesinas
de mieles y de rosas.
Allí se
dan la mano muerte y vida,
los restos
de esperanzas y proyectos,
la
vacilante fe casi perdida,
las
virtudes, los vicios y defectos.
Todo entre
la sangre redimida
por
un corte brutal pero imperfecto.
Autor: Ernesto
(de “Sonetos”)
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