a E.D.P.
Ni
siquiera el amor la desafía
(acaso el
amor difuso y vago)
Sólo una
torpe oscuridad sombría
se asoma a
su alma y hace estrago.
Ya no está
aquí ni allá, ya no es aquella
que buscaba
afanosa en sus rutinas
dejar en
esta tierra alguna huella,
una
piedra, una rosa o una espina
O quizá
busca, si, pero no cree
que cumpla
la misión antes que el velo
la cubra
para siempre y pierda el cielo.
Su copa de
amargura sirve y bebe,
en tanto
Dios le dice con ternura:
“La misión era esa, ya estás pura”
3/2/15
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