jueves, 31 de mayo de 2012

PRISIONEROS

Hoy descubrí, por fin, que no hay perdón, que el que las hace las paga. 
Solo en el fondo, las paredes frías del pozo me dicen que la muerte ronda, que no es la fe quien la detiene, sino la duda. 
Si pudiera tenerte, pájaro mío, que pensás como yo, que te ronda la muerte como a mí, que estás prisionera en una jaula ajena y remota… Si pudiera tenerte, abrazaríamos la muerte y vagaríamos, descarnados y fríos pero juntos. 
Si no fuera por la duda, pagaríamos nuestros pecados con la moneda sin valor de nuestras vidas. 
Libres.

Autor: Ernesto (de “Naufragios y otras soledades”)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

De alguna manera, si anhelamos la muerte, y no le tememos, más que prisioneros, somos libres...

Ernesto dijo...

Si no fuera por la duda.