Ha
pasado un año desde la última vez que me atreví con la poesía. ¡Un año en que
me pasaron tantas cosas! Tanto dolor, tanta resignación, tanto volver a empezar.
Y
también tantas ganas de reencontrarme con gente que “amé y perdí”, como diría
Neruda. Que amé por gracia de ellas y que perdí por necedad propia.
Los caminos del laberinto están abiertos, pero acaso el hilo que me
prestó Ariadna ya no conduzca a ninguna parte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario