martes, 1 de julio de 2008

JUSTIFICACIÓN

¿Tendrá algún sentido volver a tipear, los versos escritos en otros tiempos? Después de tanta agua pasada bajo el puente, después de tantas vidas que se fueron, de tantas cosas que murieron, de tantos recuerdos que se perdieron, uno llega a decirse como Manrique:

Recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte, contemplando
cómo se pasa la vida, como se viene la muerte, tan callando.
Cuán presto se va el placer, como después de acordado da dolor,
cómo a nuestro parecer, cualquiera tiempo pasado fue mejor.


Como iré a decir más adelante, el tiempo, que es un chantajista, me cobró con años un pasaje de ida. Y vuelvo a recordar a Manrique

Los placeres y dulzores de esta vida trabajada que tenemos,
no son sino corredores, y la muerte la celada en que caemos.
No mirando a nuestro daño, corremos a rienda suelta sin parar,
desque vemos el engaño y queremos dar la vuelta: no hay lugar


Salvo que mi autoproclamada longeva vida de ciento cincuenta años se haga realidad, supongo que la casa que Dios me ha preparado ya está más cerca de mí que la casa paterna de la infancia. Eso da a las palabras vertidas hace tanto tiempo un tono histórico que acaso justifique el darlas a conocer, más como agradecimiento al Creador por todo lo que me dio, que como reproche por las pequeñas amarguras sufridas. Aunque entre éstas deba lamentar las ausencias de un padre, de una madre, de un hermano, de una novia, de muchos amigos, abuelos y tios.
Quizás releer estos versos será traerlos nuevamente a mi vida.

La Reja, año del Señor de 2007.

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