Me siento al costado de los sueños para gritar basta. De golpe me quedé sin utopías, ni ángeles laderos, ni matutinas ansias.
La esperanza está lejana y temo no alcanzarla. Por eso grito basta.
Grito basta y, tras el corto descanso, prosigo mi camino.
Autor: Ernesto (de “Naufragios y otras soledades”)
miércoles, 2 de julio de 2008
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