Con suave murmullo
de ventricular presencia
estás allí.
Me sorprendés desde la aurícula
entrando en mi torrente.
¿Cómo hacer de vos
algo ajeno a mí?
¿Cómo lograr
que el soplo invernal no me doblegue?
¿Cómo variar mis actitudes
para no deschavar tan tontamente
la torpe excitación de mis sentidos ?
Pero estás allí
y el audaz ventrículo izquierdo
se derrama sobre vos.
¡ Y aún estoy vivo !
Autor: Ernesto (de “ De Humor y de Muerte”)
miércoles, 2 de julio de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario