No sabés qué te falta. No podrás describirlo.
Buscarás el verso que enfoque la ausencia,
la palabra justa que describa el hueco
que dejó en el alma su cuerpo menudo,
su voz apagada, su cabello negro.
Rastrearás ansioso las frases gastadas
que puedan de golpe borrar la distancia,
y querrás que el beso que lanzás al aire
pueda transmitirse llegando a sus labios.
¡Qué inútil intento!
¿O es que no sabías que al huir un día
se llevó con ella su cuerpo querido,
su voz que era tuya, su boca y su pelo?
Llevó casi todo,
hasta los recuerdos.
Lo que nunca pudo
es robarte el día
del primer encuentro.
Autor: Ernesto (de “De Humor y de Muerte”)
martes, 1 de julio de 2008
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