martes, 1 de julio de 2008

OBITUARIO

Al llegar mi muerte
repetiré la urgencia de pensar un verso,
de soñar un sueño, de inspirar un beso.
Tendré la muerte a mano
y en mis manos limpias
el temor incierto de seguir con vida.

Limpiaré mis labios de palabras sucias
y mi mente sabia de deseos turbios.
Tomaré una copa de alcohol desleído,
firmaré una carta,
miraré una foto.

Dirá el epitafio:
“Amó cuanto pudo
porque fue poeta”.
Y dirá la historia:
“Quién sabe si ha muerto
y, si es que ha vivido, pocas son las pruebas:
algún verso triste, algún sueño absurdo,
amores lejanos, el eco de un beso,
quizás una lágrima que regó la tierra.

Y allá por el tercio de su larga vida,
vivió en un poema un día de muerte.”

Autor: Ernesto (de “De Humor y de Muerte”)

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